Hoy, 20 de junio, Día Mundial de los Refugiados.
Oía los
ruidos humanos que allí hacíamos, en aquel barracón de una playa
francesa: carraspeos, toses, llantos, gemidos y quejas. Había que
aguantar como fuera las penurias de aquel invierno; hacer frente al
hambre, al frío, a la enfermedad, al dolor y al recuerdo de una
patria perdida.
Algunas
veces, en la penumbra de la noche, una voz se elevaba y tarareaba
alguna canción conocida por todos; en ese instante, se hacía el
silencio y cada uno de nosotros sentíamos fluir unas lágrimas por
las mejillas.