Al
regresar del paseo matinal, la pareja de enamorados seguía allí, en
las tablas de la pasarela que bordea la playa de Los Peligros.
Seguían en el mismo lugar, en la misma postura, de pie, los dos
enlazados amorosamente; la única diferencia es que ya no les unía
el beso prolongado. Los dos eran jóvenes, él alto y delgado, ella
más baja, morena, de pelo ensortijado; llevaba unos vaqueros y unas
playeras rojas tipo Converse.
Al pasar
junto a ellos, les miré furtivamente y contemplé sus rostros
ensimismados, él con los ojos cerrados dejaba que ella le acariciara
suavemente la mejilla con su nariz; los dos acunados por el leve
sonido de las olas y rozados por los rayos de un sol primaveral.
Me
recordaron una escultura de Camille Claudel, El Vals,
en ese caso se hubiera titulado,El Beso primaveral.
Me gusta, se te da muy bien. Yo de ti me presentaría a un concurso de relatos.
ResponderEliminarBesos
Muchas gracias, Luisa, por pasarte y comentar.
EliminarYa participo en certámenes de microrrelatos, como el de "esta noche te cuento".
Un beso.