Debe su nombre a un abate que en tiempos de la Revolución Francesa se refugió en la zona y descubrió las propiedades medicinales de sus aguas.
A finales del siglo XIX se creó un balneario que funcionó hasta finales del siglo. Más tarde se comercializó el agua bajo el nombre de "Agua de Hoznayo". En 1980 se cerró definitivamente las instalaciones de embotellado. Todavía se pueden ver restos de edificaciones.
El río Aguanaz pasando por la gruta del diablo
Lo queda de la fábrica de embotellado
El interior del edificio
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