martes, 24 de septiembre de 2013

Monte Saja





No hay nada más placentero que andar por un camino de tierra en un atardecer de otoño, rodeado de árboles con las hojas iluminadas por un sol todavía cálido. Esa sensación la he vivido en un lugar de Cantabria entre hayas y robles, con el suelo tapizado por una alfombra gruesa de musgo, virgen de pisadas.
El lugar existe: se encuentra bajando de los puertos de Sejos, pasando por Tramborrios y siguiendo hasta Pozo del Amo, donde se unen dos torrentes, Río Diablo y Río Infierno, para formar, junto al río Corba, el Saja.


Il n'y a rien de plus agréable que de se promener sur un chemin de terre, un apès-midi d'automne, entouré d'arbres aux feuilles illuminées par un soleil encore chaud. Cette sensation je l'ai vécue dans un endroit en Cantabria entre les hêtres et les gros chênes, le sol recouvert par un tapis de mousse, vierge d'empreintes.
L'endroit existe: il se trouve en descendant de Sejos, en passant par Tramborrios et en continuant jusqu'à Pozo del Amo, où s'unissent deux torrents, Río Diablo et Río Infierno, pour former,avec le Río Corba, le Saja.





sábado, 14 de septiembre de 2013

CARES

                                Dunas en la playa de Merón, 12 de septiembre 2013





En la radio del coche sonaba la canción “The boxer” de Simon and Garfunkel cuando se dirigía a San Vicente de la Barquera a recoger a su hermano tan deseoso de recorrer la Ruta del Cares. Pasaron el final de la tarde en la playa de Merón, casi desértica. Algunos surferos cogían olas y ya los socorristas guardaban las banderas. Un cielo plomizo no albergaba nada bueno para el día siguiente. Sin embargo al amanecer un cielo totalmente despejado les animó en su periplo.
Equipados con botas, bastón, agua y algo de comida se dirigieron hacia Puente Poncebos. Allí, en el parking del funicular de Bulnes, dejaron el coche para acercarse hasta un cartel que indica el comienzo de la famosa ruta. Ascensiones, senderos pedregosos, caminos estrechos bordeando precipicios y túneles les esperaban hasta llegar a Caín. Unas tres horas de ida y otras tres de vuelta.

Pasaron un día estupendo, cansados pero alegres de haber disfrutado de la belleza de un paisaje inigualable.    



Empieza el camino





El cabrero recoge su rebaño de cabras




A mitad de camino





Llegada a Caín

Los hermanos andarines










viernes, 6 de septiembre de 2013

Una agradable velada



El escenario del Espacio Crítico La Vorágine, en Santander, esperaba pacientemente así como los espectadores que llegaran los artistas. Esa noche recitaba la poeta Raquel Serdio acompañada por la violonista Luisa Bahillo, el guitarrista Luis Antón y el cantaor Manuel Iglesias. Raquel fue desgranando las palabras de sus poemas mientras Luis tocaba varios palos de flamenco ( tangos, tientos, petenera, bulerías, alegrías...) que el cantaor Manuel seguía con su cante.




domingo, 1 de septiembre de 2013

El abrazo

                              




Propuesta del mes de septiembre para el certamen "Esta noche te cuento".
Tema:" Volver". Homenaje a Homero y su obra La Odisea.


Treinta años habían pasado desde aquel día en que Celia cruzó la frontera. Ahora hacía el camino a la inversa. Cuando puso los pies en territorio español su hija pequeña, de diez años, la observó y notó el leve temblor de su barbilla y en sus ojos un nuevo brillo.
Después de un largo camino recorrido en tren, por fin, llegaron al pueblo, a la casa familiar.
Fue su hermana quien abrió la puerta y, nada más verse, las dos mujeres se fundieron en un abrazo eterno, sin decir palabra. La niña al ver la escena, sin saber ni cómo ni porqué, sintió, desde lo más hondo, subir como una ola y sus ojos se bañaron en lágrimas...

Desde aquel momento supo descifrar y leer las señales dibujadas en las caras de la gente, supo lo que significaba la palabra emocionarse. 

Bahía






Era una tarde de finales de agosto. Regresaba a su casa dando un paseo, aprovechando la calidez reinante. Se sentó un rato a descansar en uno de los bancos de piedra que bordea la avenida.
Frente a él se mostraba la bahía en todo su esplendor: la playa de los Peligros con algunos bañistas; unos veleros flotando lánguidos, empujados levemente por una ligera brisa; la lengua de arena dorada del Puntal brillando bajo el sol de poniente; al fondo Peña Cabarga alzándose cual protectora.
Se alegraba de haber vuelto por fin a su tierra después de tantos años deambulando por el mundo. Disfrutaba del paisaje, uno de los más bellos que había visto.

En ese mismo instante de paz y serenidad no le hubiera importado nada quedarse allí para siempre, sentado e inmóvil, como una estatua de piedra.