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Para el grupo de Facebook "Nosotras escribimos" administrado por Manoli Vicente Fernández.
Escribiendo con los cinco sentidos, sabor amargo.
UN TRAGO AMARGO
Tumbado en la arena de la playa, Ernst sondea, con la ayuda
de una vara, el sitio marcado; cuando topa con algo metálico, aparta la arena
que tapa la mina, luego con sumo cuidado desenrosca el tapón y la desactiva.
Recuerda sin cesar las palabras del sargento danés: «Hay miles de minas
enterradas en esta playa, minas que colocaron vuestros compatriotas; ahora os
toca a vosotros desenterrarlas.»
A los cinco meses, la playa estaba limpia. De los catorce
presos alemanes, adolescentes y niños, que empezaron la tarea, solo quedaron
cuatro.
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