No fue por casualidad que el ladrón irrumpiera en aquella casa. Sabía muy bien lo que venía a buscar. Después de atar al propietario, se apoderó del collar de diamantes que este último acababa de regalar a su prometida. Ella, sorprendida, no reaccionó cuando el caco la agarró de la mano como un supuesto rehén.
__¿Dónde me llevas? __dijo ella.
__Al Impasse des Deux-Anges. ¿Recuerdas lo felices que éramos cuando vivíamos allí?
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