Hoy, 20 de junio, Día Mundial de los Refugiados.
Oía los
ruidos humanos que allí hacíamos, en aquel barracón de una playa
francesa: carraspeos, toses, llantos, gemidos y quejas. Había que
aguantar como fuera las penurias de aquel invierno; hacer frente al
hambre, al frío, a la enfermedad, al dolor y al recuerdo de una
patria perdida.
Algunas
veces, en la penumbra de la noche, una voz se elevaba y tarareaba
alguna canción conocida por todos; en ese instante, se hacía el
silencio y cada uno de nosotros sentíamos fluir unas lágrimas por
las mejillas.
Gina: Tu relato me ha gustado mucho. Breve pero real. Lo que no te mata te hace más fuerte y a estas alturas podemos afirmarlo. Nuestro bagaje de aquella época nos ha traído hasta aqui, y podemos mirar atrás sin ira. Pilar
ResponderEliminarSin ira, pero sin olvidar, para que no vuelva a ocurrir.
EliminarUn fuerte abrazo, Pilar y gracias por leer y comentar.
Breve pero intenso. A mí todo este tema de los exiliados, de los perdedores, me conmueve mucho pues la mayor parte de ellos fueron sacados de sus casas para ira a una guerra que no iba con ellos.
ResponderEliminarPor otro lado, te he buscado por Esta noche te cuento y no te encuentro. Gracias por tu comentario a mi relato.
Hola Ximens!! Muchas gracias por pasarte y opinar.
EliminarSi miras la dirección del blog, podrás encontrarme en ENTC.
Un abrazo y recuerdos a Saly.
Gina un relato fantástico, aunque yo soy partidario de no seguir buscando en el pasado para buscar diferencias en el presente.
ResponderEliminarDe todas maneras aquí tienes un nuevo seguidor, el cual estará encantado de leer tu blog, creo que será bueno para mi enriquecimiento personal .
Muchas gracias por dejarme participar .
Alex
Gracias a ti por acercarte, has sido fiel a tu palabra, y espero no defraudarte.
EliminarUn abrazo.