En la
radio del coche sonaba la canción “The boxer” de Simon and
Garfunkel cuando se dirigía a San Vicente de la Barquera a recoger a
su hermano tan deseoso de recorrer la Ruta del Cares. Pasaron el
final de la tarde en la playa de Merón, casi desértica. Algunos
surferos cogían olas y ya los socorristas guardaban las banderas.
Un cielo plomizo no albergaba nada bueno para el día siguiente. Sin
embargo al amanecer un cielo totalmente despejado les animó en su
periplo.
Equipados
con botas, bastón, agua y algo de comida se dirigieron hacia Puente
Poncebos. Allí, en el parking del funicular de Bulnes, dejaron el
coche para acercarse hasta un cartel que indica el comienzo de la
famosa ruta. Ascensiones, senderos pedregosos, caminos estrechos bordeando precipicios y túneles les esperaban hasta llegar a Caín. Unas tres horas de ida y otras tres de vuelta.
Pasaron
un día estupendo, cansados pero alegres de haber disfrutado de la belleza de un paisaje inigualable.
Empieza el camino
El cabrero recoge su rebaño de cabras
A mitad de camino
Llegada a Caín
Los hermanos andarines
Se echa en falta alguna foto de los hermanos andarines para inmortalizar el día.
ResponderEliminarJa,ja,ja,haberlas haylas, pero las reservo para mí.
EliminarCiertamente es un paisaje precioso, invita no solo al ejercicio sino a meditar, reflexionar, encontrarse asi mismo, etc. ¡ que placer!
ResponderEliminarUn auténtico placer poder disfrutar de todo lo que nos ofrece la senda.
EliminarPetons.
Très jolies photos,surtout la dernière.
EliminarGros bisous et à bientot